La vida y la muerte se juegan mi vida a las cartas, sólo soy un mero observador y no me gusta mucho como pinta la partida.
Mi cerebro hace tiempo que se olvidó de mi, le crecieron las alas más rapido que a mi cuerpo y no tuvo la suficiente paciencia de esperar y ahora vuela libre, lejos del dolor corporal, dejando aquí conmigo a este efímero cuerpo que ya apenas puedo con él.
Ahora que la muerte me mira de frente, ahora no tengo el valor de ser cobarde. Soy sin estar y estoy sin ser, lo único que quiero es huir y no sentir más este sentimiento que me recome por dentro, este ardor que hunde mi pecho, me aprisiona contra el suelo e impide levantarme.
Ya pocos reconocerían este cuerpo delgado y huesudo comparado con lo que fue, mas yo no reconozco a nadie por muy poco que hayan cambiado. Mis ojos me engañan y mis oidos me mienten, me muestran una realidad distorsionada, muy distinta a la que conocí durante tantos años.
Solo me queda esperar que termine la partida y saber a quién perteneceré. Sólo deseo dejar de ser quien fui para saber quien soy.
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