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domingo, 15 de septiembre de 2013

Carta hallada en una botella

Sirva este arrugado papel para dejar constancia de mi existencia, a la vez que mi propio testamento y mi última voluntad.
Me llamo Edward, nombre que en el día de mi nacimiento heredé de mi padre y éste a su vez lo hiciera del suyo como un regalo que pasa de generación en generación sin que el tiempo transcurra por él.
He vivido tantas alboradas que mi mente, solidaria con mi edad, las difumina con los crepúsculos que contemplé. Aún mantengo entre mis recuerdos que muchos de esos amaneceres los compartiste conmigo.
He aquí mi escasa herencia:

Estos suspiros que escapan de mis pulmones sin mirar atrás, emulando a Orfeo en su huida del inframundo, mis exhalaciones serán donadas al viento para, quizás así, poder acariciarte una vez más.
Estas lágrimas, que arrojadas al mar como será este mensaje, se mezclarán con la sal que habita en estas aguas cristalinas.
Esta piel, en otro tiempo acariciada por la brisa y en ocasiones por tus manos, ahora ya marchita por la senda recorrida por el tiempo, la dejo en herencia a la tierra donde descanse mi cuerpo. 
Mis palabras las dispondré sobre este papel que como yo consiguió salvarse y solo espero que aguante más que mi propio aliento.
Es mi único deseo mi amor que, al recibir esta carta, sepas lo mucho que te anhelo.
Más triste que la soledad y la inevitable muerte, que sentada a mi lado espera que termine estas líneas, es no poder volverte a ver. 

Fdo: Edward Lane.



2 comentarios:

  1. Precioso Jesús!!!!! De donde sacaras esto!! Madre de dios!!!!!

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    1. Gracias Susana. Que de dónde lo saco, pues éste precisamente de una botella :p Gracias!!

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